El uso de los videojuegos por parte de los menores es una de las cuestiones que más preocupan actualmente a los expertos. El 27,7% los estudiantes españoles de secundaria los usan entre dos y cinco horas diarias, según un informe elaborado por el Ministerio de Sanidad. Es un tiempo superior al recomendado por la OMS, que fija el máximo en un par de horas. Sin embargo, utilizados adecuadamente pueden ser una buena herramienta para ayudar a los pacientes con trastorno por déficit de atención con o sin hiperactividad (TDAH). Esta patología comienza en la infancia y afecta a entre el 5% y 7% de los niños, según la última edición del manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-V). Se describe como un patrón persistente de inatención e hiperactividad. Puede ir asociando a la impulsividad e impide el desarrollo normal de las actividades diarias.
Para lidiar con él, se suelen combinar tratamiento farmacológico, terapia cognitivo-conductual y psicopedagógica. Los mejores resultados se obtienen cuando se utilizan las tres juntas, pero desde hace unos años se investiga si se podrían emplear los videojuegos como complemento para aumentar su eficacia. En 2020, la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés) aprobó el uso médico de EndeavorRx, un videojuego diseñado como terapia digital para este trastorno. En él, los usuarios navegan a través de diferentes mundos mientras superan obstáculos y recolectan recompensas. Su objetivo es activar los sistemas neuronales que son clave para la atención.
Irene Sánchez, pedagoga y terapeuta de la Asociación de Ayuda al Déficit de Atención con más o menos Hiperactividad (ADAHI) en Jumilla (Murcia), defiende que los videojuegos son la mejor opción para trabajar a nivel cognitivo-intelectual con los pacientes con TDAH. Es algo que les motiva y que les permite trabajar mientras se divierten: “Tienes que hacerlo atractivo, que ellos se sientan protagonistas de lo que están haciendo”. También defiende que tiene que haber un equilibrio y estar enfocado de manera individual y tener en cuenta cuánto usa cada niño las pantallas en su día a día.
Un artículo publicado en 2022 en la revista Frontiers defiende que los serious games (juegos serios, diseñados con un propósito formativo más que para fines de entretenimiento) pueden favorecer la adherencia al tratamiento y permitir un diseño neurocognitivo eficiente más personalizado. Sus beneficios van más allá de las mejoras en los síntomas centrales del TDAH y alcanzan otros dominios como la regulación emocional, lo que conduce a un mejor desempeño escolar y social, aseguran los investigadores en el artículo.
La empresa española Sincrolab desarrolla terapias digitales y está trabajando en una aplicación con una inteligencia artificial que modula 14 juegos con 200 modalidades de juego diferentes y 1.500 estímulos. Las tareas que tienen que realizar los niños son como videojuegos y el objetivo es brindarles la experiencia más personalizada posible. “Es muy difícil que dos pacientes, aunque tengan un perfil cognitivo parecido, coincidan en el tratamiento”, asevera Ignacio de Ramón, neuropsicólogo y CEO de la empresa.
Algunas de las tareas disponibles sirven para trabajar la impulsividad, por ejemplo aparece un estímulo y le dice al usuario que pulse un botón. Luego, con el mismo estímulo de otro color, tiene que frenar esa conducta. Otras trabajan habilidades visoespaciales (la capacidad de situar objetos en el espacio) con un juego en el que tienen que controlar una nave espacial. Todas las tareas son duales, de modo los menores tienen que realizar dos procesos cognitivos a la vez: “Por ejemplo, a la vez que controlan el cohete, tienen que hacer una operación matemática”, desarrolla el neuropsicólogo.
Una de las cosas que más destacan desde Sincrolab es que el paciente solo puede usar la aplicación durante el tiempo que paute el profesional de salud (psiquiatra, psicólogo o neurólogo) que se lo prescriba. Su tarea es introducir el perfil cognitivo del niño y esa dosis, es decir, el tiempo de uso.
Una vez superado ese tiempo, el sistema deja de funcionar hasta el siguiente ciclo. El mínimo que se ha comprobado para que el método sea eficaz es tres días a la semana durante 15 minutos, pero de Ramón cuenta que el psiquiatra puede elevarlo en función de la clínica de cada paciente. También destaca que no pretenden ser un sustitutivo, sino un complemento de los métodos tradicionales: “Queremos maximizar el rendimiento y la estimulación cognitiva de los pacientes”.
El control del tiempo de uso es esencial, manifiesta María del Carmen Ávila, psicóloga de la Asociación La Tortuga, para niños con TDAH. Advierte de que las pantallas son una fuente continua de estimulación y, si no se regula cuánto se usan, puede ser contraproducente y provocarles irritabilidad. Tanto ella como Beatriz Gil Gómez de Liaño, profesora titular de la facultad de psicología de la Universidad Autónoma de Madrid, defienden que no sirve cualquier juego y solo deberían emplearse como terapia aquellos que estén diseñados con ese fin.
El juego de concentrarse
Un proyecto del Ministerio de Ciencia e Innovación está desarrollando un juego sencillo para estudiar la búsqueda visual en niños con TDAH. En la pantalla aparecen diferentes muñecos y hay que focalizar su atención para buscar los que se tienen que pulsar para alcanzar la puntuación indicada. En contra de lo que esperaba el equipo, los niños con TDAH desempeñaron muy bien esta tarea, Gil Gómez de Liaño, que es la investigadora principal del proyecto, cree que trabajan muy bien porque el juego consigue que estén hiperfocalizados en esa tarea. “Un niño con TDAH en tareas estáticas se suele aburrir, no captas su atención. Tiene que ser algo más dinámico para poder engancharle”.
En el juego han añadido un botón con el que se puede pasar de pantalla, aunque no se haya acabado la tarea. Esto les permite estudiar en qué medida toman las decisiones muy rápido, si se precipitan o no, y los niños aprenden a trabajar con ese tipo de estímulos. Los creadores del videojuego están desarrollando también una aplicación para poder distribuirlo y que llegue a más sujetos para poder obtener más datos.
Cuando se incorporan los videojuegos a la terapia, “puede ir todo más rápido, es más fácil”, afirma Gil Gómez de Liaño. Agilizan el proceso y eso permite que el terapeuta pueda programar cosas que te llevarían mucho más tiempo si las hiciera en papel. “Si sabes que algo funciona, no lo puedes desechar”, concluye la psicóloga.
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