Dicen los expertos que la salida del Sella no decide la victoria, pero que sí puede dejar a alguna embarcación sin opciones de alzarse con el triunfo. 1.102 personas en 772 embarcaciones saliendo a la vez elevan considerablemente las posibilidades de un imprevisto. La 85ª edición del Descenso Internacional del Sella dejó, sin embargo, una nueva vuelta de tuerca a la sabiduría popular del río: los franceses Quentin Urban y Jeremy Candy se hicieron con el triunfo -el segundo consecutivo de la pareja- a pesar de una mala salida. O, como se vio en el transcurso de la carrera, convirtiendo ese mal comienzo en una oportunidad.
El hecho de que Urban y Candy no arrancaran la carrera de la mejor forma posible permitió uno de los finales más espectaculares que se recuerdan en la meta de Ribadesella. Al no tirar ellos de la cabeza de carrera e imponer un ritmo superior, hasta siete embarcaciones tuvieron opciones de mantenerse al frente durante los 20 kilómetros de la prueba. “Quien solo haya visto la salida, pensará que era imposible que fuéramos a ganar”, decían los franceses recién bajados del podio. Lo suyo fue una excelente gestión de crisis. “Tuvimos un problema con el cepo. Pero no nos estresamos. Mantuvimos la calma. La carrera es muy larga y teníamos confianza. Tardamos 15 kilómetros en alcanzar la cabeza y en el sprint final estuvimos lúcidos para mantener la estrategia que teníamos preparada. Sabíamos que podíamos ganar”, explicaban antes de resaltar el “elevadísimo nivel” de la prueba de este año. Los campeones hicieron un tiempo de una hora, 7 minutos y 53 segundos.
Hasta siete embarcaciones llegaron al sprint final con opciones de victoria. El bajo caudal del río obligó a esas siete embarcaciones a acometer juntas, ya en la ría, el ataque final, de tal manera que dejaron un vistoso desenlace para los espectadores. Ante la estrechez del cauce, emergieron las estrategias. La de los deportistas foráneos, dejándose guiar por los locales, resultó la más eficaz.
La otra cara -de tristeza y consternación- era la de los locales Miguel Llorens y Alberto Plaza. Grandes favoritos -por preparación, estado de forma y conocimiento del río- lideraron la carrera durante prácticamente todo el recorrido. “Hicimos la carrera que habíamos planteado, pero el hecho de que Urban y Candy salieran mal hizo que el grupo de cabeza fuera mayor y la llegada menos limpia. Quizá de esa forma hubiéramos tenido más opciones de victoria”, explicaban con voz resignada y mirada baja tras quedarse con la tercera posición. Los húngaros Bruno Kolozsvari y Adrian Boros se alzaron con el segundo puesto.
En la categoría de K2 femenina, la victoria fue para Tania Álvarez y Tania Fernández. Las españolas hicieron un tiempo de 1 hora, 20 minutos y 4 segundos. “El Sella es siempre un poco de suerte y muchos nervios. Es una regata en la que, por muy bien que estés, siempre suceden cosas que no están bajo tu control. Ha sido muy emocionante porque la gente en las riberas nos iba diciendo que íbamos las primeras. Al mirar atrás y no ver a ninguna rival, hemos podido disfrutar de la parte final. Siempre nos decimos que hay que disfrutar, que nunca se sabe cuándo será la última vez. Y hoy hemos disfrutado mucho. Ver a toda esa gente animándonos. Hay que vivirlo para entenderlo”, comentaban aún con la piel de gallina y una emoción contagiosa. Walter Bouzán, ocho veces campeón en K2, sumó ayer su tercera victoria en K1. Con lágrimas en los ojos, se abrazaba a su mujer y a su hijo. “Con el tema de la edad y esas cosas cada vez me emociono más”. Decía con sorna antes de hacer una analogía: “para los que practicamos este deporte, que es minoritario, disfrutar del Sella es sentirnos como futbolistas por un día, con decenas de miles de personas animándonos”. A Irati Osa, campeona femenina en K1 con una hora, 28 minutos y 30 segundos, la carrera se le hizo “muy dura”. “Ha sido clave entrenar estos días en el río y conocerlo mejor. El Sella es impresionante… ¡y más si ganas!”, dice riendo y olvidando rápidamente la dureza inicial.
Finalizada la entrega de premios, Juan Manuel Feliz, presidente del comité organizador, hacía balance de una edición “en la que todo salió bien, incluso la climatología. La salida siempre es emocionante y hoy lo ha sido también la llegada, con seis embarcaciones de varios países -había representantes de 18-. Deportivamente ha sido una edición espectacular. Había mucho talento”.
Javier Hernanz, presidente de la Federación Española de piragüismo y ganador de la prueba en 2008, destacaba el alto nivel de la prueba: “un tres veces medallista olímpico como el alemán Max Hoff no ha podido entrar con el grupo de cabeza. Eso demuestra que cada vez hay más nivel y cada vez es más difícil ganar en este río. Esta es una prueba única, que te envuelve en un ambiente lúdico que desemboca en la prueba deportiva. No hay ninguna competición en el mundo que tenga una afluencia de gente como la del Sella”. Más de 500 efectivos entre Guardia Civil, Policía Local y Protección Civil participaron en el despliegue, según fuentes de la Delegación de Gobierno de Asturias. Con el sonido de los helicópteros, que le dan a las pruebas deportivas un empaque diferente y, en esta ocasión, el estreno de un equipo de drones antidrones.
El presidente del Principado, Adrián Barbón, indicaba que era una de las fiestas del Sella más multitudinarias de los últimos años y aprovechaba la ocasión para “agradecer al comité organizador, a las fuerzas de seguridad y servicios médicos su profesionalidad y dedicación”. “Y también a las miles de personas que han venido hasta aquí, porque han demostrado un civismo del que tenemos que estar orgullosos”.
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