Toni M. T., de 29 años, asesinó la pasada noche del 26 de julio a Carla F.G., de 27 años y recepcionista de un conocido hotel en Girona. Lo confesó él mismo, un hombre al que conocía del instituto y con el que había salido unos meses hacía siete años. La noche del miércoles, tras salir de la pizzería donde trabajaba, el asesino se cambió de ropa, se puso una sudadera con capucha, mascarilla y guantes, y se dirigió al portal donde vivía la joven. Forzó la puerta con una tarjeta de crédito y esperó a que llegara Carla escondido en la escalera. Cuando la víctima abrió la puerta del piso, creen los investigadores, Toni M. T. se abalanzó sobre ella y la tiró al suelo. La ató, agredió sexualmente y la mató. Posteriormente, le robó las tarjetas y se fue.
Según la investigación, tras matar a Carla, el asesino confeso le mandó un mensaje sobre la una de la madrugada y a la mañana siguiente se presentó en el trabajo de ella. Le dijeron que extrañamente no había acudido. Con gran frialdad y planificación, se fue a buscar a la madre de Carla a su trabajo para decirle que estaba preocupado porque su hija no le contestaba al teléfono y no había ido a trabajar. La madre, a quien no le gustaba nada este chico y que sabía que su hija lo intentaba evitar, pensó que se habría escondido al verle llegar al hotel. No contento con la respuesta de la mujer, que tenía las llaves del piso, se dirigió al edificio de la víctima en Girona, y le explicó a la vecina del cuarto —Carla vivía en el tercero— que no sabía nada de su amiga, que estaba preocupado y que le dejara descolgarse por el balcón. Haciendo uso de sus conocimientos de parkour descendió al piso de Carla, abrió la puerta y alertó del hallazgo de su cadáver.
Los vecinos llamaron al 112, llegaron los sanitarios del SEM que certificaron su muerte y los agentes del Área de Investigación Criminal (AIC) de los Mossos d’Esquadra de Girona se hicieron cargo del caso. Empezaron a recoger declaraciones de los testigos. El novio de Carla, con el que llevaba cinco años de relación, se presentó en el inmueble y tuvo que ser atendido por los sanitarios. Inicialmente, era el principal sospechoso del crimen, hasta que el asesino, que prestaba declaración como testigo a uno de los agentes, confesó que él “solo quería robar las tarjetas y se le había ido de las manos”. Inmediatamente, se paró la declaración y pasó a ser considerado como investigado. Allí mismo se hizo la reconstrucción de los hechos.
Carla, que había vivido dos años con su pareja, acabó comprando hacía poco más de un año el piso en el que fue asesinada. Para poder pagar con más facilidad la hipoteca, accedió a alquilar una habitación al asesino confeso, quien al fin y al cabo era un conocido. Él le mandaba mensajes, aparecía de repente en lugares donde se encontraba ella y finalmente alquiló la habitación. La convivencia se torció porque ella le dejó claro que no quería nada con él y, tras unos cuatro meses, en noviembre de 2022, él regresó a casa de sus padres. Fuentes cercanas al caso sospechan que en todo ese tiempo pudo conocer los horarios de ella y urdió el plan para matarla.
El investigado pasó el domingo ante el juzgado de Instrucción 2 de Girona, que decretó la prisión provisional, comunicada y sin fianza. Este martes ha asumido la instrucción del caso el Juzgado de violencia sobre la mujer. La causa está abierta por los delitos de asesinato, robo con violencia y agresión sexual sin penetración, a la espera de los resultados de los análisis forenses.
En lo que va de año, 31 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas. Desde que arrancó la estadística oficial, en 2003, son 1.215 mujeres.
El teléfono 016 atiende a las víctimas de violencia machista, a sus familias y a su entorno las 24 horas del día, todos los días del año, en 52 idiomas diferentes. El número no queda registrado en la factura telefónica, pero hay que borrar la llamada del dispositivo. También se puede contactar a través del correo electrónico 016-online@igualdad.gob.es y por WhatsApp en el número 600 000 016. Los menores pueden dirigirse al teléfono de la Fundación ANAR 900 20 20 10. Si es una situación de emergencia, se puede llamar al 112 o a los teléfonos de la Policía Nacional (091) y de la Guardia Civil (062). Y en caso de no poder llamar, se puede recurrir a la aplicación ALERTCOPS, desde la que se envía una señal de alerta a la Policía con geolocalización.
Suscríbete para seguir leyendo
Lee sin límites